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El Atlas del Sufrimiento Humano

                                                                    Por Carlos Sallé y Ana Belén Sánchez

Cuando alguien amenaza con una tercera guerra mundial, es lógico que cualquier otra noticia pase desapercibida.  Eso es lo que le pasó al último informe publicado por el IPCC (grupo intergubernamental de expertos en el marco de la ONU sobre cambio climático). Pese a la gravedad de lo que en él se incluye, pasó relativamente desapercibido. Se trata del informe del grupo II del IPCC sobre impactos, resiliencia y adaptación. Hace pocos meses se publicó el informe del grupo I sobre la ciencia del clima e inminentemente se publicará el informe del grupo III sobre soluciones.

Pero, siendo grave lo que ocurre con la invasión de Ucrania y los problemas humanos, geopolíticos y económicos que está creando, el cambio climático descrito en el informe tiene consecuencias equivalentes a varias guerras mundiales, y no debería pasarse a un segundo plano la búsqueda de su solución. Los cambios que se describen en este informe impactan en todas las áreas de trabajo de las fundaciones y del sector filantrópico, porque afectan a todas las regiones del planeta, a todas sus especies, tanto actuales como futuras, afectan a la economía, a la salud, a la equidad y, en definitiva, a la sostenibilidad del planeta. De no adoptar soluciones urgentes y exponenciales, el planeta seguirá existiendo, pero en un nuevo equilibrio que puede llegar a ser incompatible con la vida humana y la de las especies que en la actualidad lo habitan. El informe señala al uso de combustibles fósiles como los principales responsables, unido a una falta de liderazgo climático para avanzar de manera significativa en la lucha contra el cambio climático.

El informe, definido por el secretario general de la ONU, António Guterres, como un “Atlas del Sufrimiento Humano”, es parte de la sexta revisión periódica que hacen los distintos grupos de científicos para evaluar la situación del clima. Aquí destacamos sus principales conclusiones.

Sobre los impactos:  el informe describe cómo son y serán los distintos eventos que provoca y provocará el cambio climático: calentamiento global, derretimiento del hielo,  acidificación de océanos, aumento del nivel del mar, pérdida de biodiversidad, grandes tormentas y huracanes, inundaciones, sequías, grandes incendios, aumento  de enfermedades,  hambrunas y refugiados climáticos. Este informe no habla solo de problemas futuribles, sino de algo que ya estamos sufriendo y destaca el efecto exponencial y de retroalimentación de los problemas debido al incremento de frecuencia, intensidad y duración de los eventos extremos tal como los conocíamos del pasado.  Cada medio grado de aumento de temperatura -y ya vamos por 1.1ºC de incremento de temperatura- se exacerban los problemas.

Por ejemplo, con 1,5ºC de incremento de temperatura hay riesgo de perder el 14% de la biodiversidad en Tierra pero con 3ºC se llega al 29%. En 2050 el Ártico estará sin hielo en verano y con 2ºC desaparece el 99% de los arrecifes del planeta. Todos estos impactos producirán colapsos en los sistemas de alimentación y sanitarios, provocando hambrunas, migraciones masivas, pérdidas de empleo, cierre de empresas y enormes pérdidas económicas.

Sobre las vulnerabilidades: se describe cuánto afectarán esos eventos a las distintas especies por no estar preparados para defendernos de ellos (lo que conocemos como falta de resiliencia o de adaptación).  Y esto afecta, sobre todo, a los colectivos más vulnerables en todos los países, sobre todo a los más pobres. La inequidad y la falta de desarrollo económico aumentarán la vulnerabilidad a la crisis climática. Entre 3300 y 3600 millones de personas viven en entornos geográficos o socioeconómicos que les hacen altamente vulnerables al cambio climático mientras que la mitad del mundo ya vive con escasez severa de agua y se produce un aumento de inseguridad alimentaria, de malnutrición, de migraciones y de enfermedades y mortalidad. Y los impactos por eventos extremos generan y generarán pérdidas de ingresos, de empleo y pérdidas económicas en sectores como los de la agricultura, turismo, pesca, industria o transporte.

Sobre la adaptación: el informe señala que si no hay adaptación, en 2030 32 millones de personas caerán en pobreza extrema por impactos climáticos. Debemos protegernos de eventos, no ya de los existentes – que también – sino de los que habrá en el futuro que serán de mayor alcance por tener más frecuencia, intensidad y duración que los que conocíamos del pasado. De no hacerlo así, las medidas de adaptación pueden ser inútiles. Según el informe, debería doblarse la financiación para adaptación antes de 2025 y definir un objetivo global de adaptación al menos sobre tres aspectos: programas sociales, ecosistemas naturales y uso de nuevas tecnologías e infraestructuras.

Sobre las soluciones: la tercera parte del informe trata sobre las soluciones para mitigar el problema. Sabemos que existen suficientes soluciones tecnológicas y basadas en la naturaleza para lograrlo. Pero queda poco tiempo antes de que se cierre una “breve ventana de oportunidad”. Deben reducirse las emisiones de CO2 a cero en 2050 y disminuir los niveles de 2010 para 2030.  Pero el ritmo actual de reducciones es insuficiente. A lo largo del informe se señala repetidamente la pobre gobernanza como un factor de riesgo a resolver. Los gobiernos carecen de estructuras institucionales o voluntad política o credibilidad entre sus ciudadanos y, para lograr frenar el cambio climático, se requiere mucha mayor voluntad política que la vista hasta la fecha, y una más eficaz gobernanza mundial.

Sobre el impacto de la invasión de Ucrania en la agenda climática: las dotaciones presupuestarias que podrían haber ido a mejorar los sistemas de salud fruto del aprendizaje de la COVID-19 o a reflotar la economía o a elementos de la Agenda 2030 y la lucha contra el cambio climático, se están yendo a aumentos del gasto militar o a subsidiar el consumo energético para mitigar los precios. Cada día de retraso en las medidas para luchar contra el cambio climático hace que éstas sean más costosas y los impactos pueden llegar a hacerse irreversibles.  Además, ya se están reduciendo los compromisos climáticos de países tan importantes como China, India o la propia Unión Europea. Por otra parte, se han hecho evidentes las ventajas no sólo ambientales sino también de seguridad de suministro, de eliminar la dependencia del uso de los combustibles fósiles, que se producen en países con altísimo nivel de conflictividad y aumentar el uso de renovables. La ventana de oportunidad de controlar el cambio climático se está cerrando muy rápidamente, esperemos llegar a tiempo y evitar sus peores consecuencias.