La pobreza energética viene definida en la “Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024” como la situación de un hogar en el que las necesidades básicas de suministro de energía no pueden ser satisfechas como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente, y que puede ser agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía.
Esta situación a la que se enfrentan cada vez más familias en nuestro país y en la mayoría de los países de nuestro entorno, no es más que una cara de la dificultad que tiene un porcentaje cada vez mayor de la sociedad para acceder a servicios esenciales como vivienda, alimentación, agua, luz, etc.
De acuerdo con los indicadores de pobreza energética incluidos en la “Estrategia Nacional” antes mencionada, en 2019 el 16,7% de los hogares tuvo un gasto energético desproporcionado respecto a su nivel de ingresos, el 10,6% presentaban pobreza energética escondida, es decir, consumía menos de lo que debería, un 7,6% no podía mantener una temperatura apropiada y el 6,6% ha sufrido retrasos en el pago de las facturas. Esto representa que entre 3,1 y 7,8 millones de personas presentaban problemas de pobreza energética en España. Situación que, sin duda, se ha visto agravada en 2020 con la llegada de la pandemia.
Resulta curioso que, cuando en los países menos desarrollados el porcentaje de población sin acceso al suministro eléctrico desciende significativamente en los últimos años hasta situarse actualmente en torno al 15% frente al 36% que era en el año 2000, en las sociedades más avanzadas cada vez hay más hogares con dificultad para acceder a un suministro energético digno por motivos económicos.
Esta situación es la que hizo plantearse a Energía sin fronteras hace ya unos años, la posibilidad de extender su actividad a España. Inicialmente se restringió a la realización de proyectos de electrificación en centros comunitarios de instituciones sociales con dificultades para acceder al suministro eléctrico, como la Asociación Puente Vida y Cooperativa Agrícola-Ganadera Puentesan, en Salamanca o el Albergue de Santa María de la Paz, en Madrid. En la actualidad Energía sin fronteras ha llevado a cabo en España o tiene en proceso de realización 9 proyectos.
Desde 2018 y de manera complementaria a los proyectos antes mencionados, Energía sin fronteras lleva a cabo acciones encaminadas a combatir la denominada “pobreza energética”, como forma de combatir la pobreza en general, mediante la realización de diversos talleres y cursos de formación a personas en situación de vulnerabilidad o a voluntarios de ONGs que prestan asistencia social a familias en dicha situación.
Los talleres incluyen formación sobre mejora de los hábitos de consumo energético, la factura de suministros energéticos, el bono social, así como otras medidas para reducir el consumo energético de los hogares y se han llevado a cabo por un pequeño grupo de voluntarios y en colaboración con otras instituciones como Cáritas, Fundación Naturgy, Ayuntamiento de Coslada o ECODES.
Por otra parte, Energía sin fronteras es miembro desde su fundación, en 2018, de la Cátedra de pobreza y energía de la Universidad Pontificia de Comillas que tiene, entre otras finalidades, servir de punto de encuentro para facilitar el contacto entre entidades y personas implicadas en la lucha contra la pobreza energética.