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La vida es el camino de nuestros sueños

                                                                                                                             Por Santiago Escamilla

Mi testimonio en Energía sin fronteras es el de un maravilloso viaje con distintas etapas y compañeros fantásticos. Mi viaje aquí, como toda gran aventura, comienza con una invitación. Con un mago maravilloso que te ofrece la oportunidad de crear un nuevo mundo. Yo tuve la enorme suerte de que esa puerta me la abriera Jose María Arraiza (y hablo en presente porque para mí sigue estando con nosotros). Enseguida surgió la chispa entre nosotros, y así pudo comenzar mi viaje con todos vosotros.

Empecé en el proyecto de Guatemala con Javier Alaminos y Javi Santos donde, con la ayuda de Marina y arrimando todos el hombro, hicimos las cosas lo mejor que supimos. Después, la fortuna quiso que fuera asignado a Honduras, donde tuve la suerte de conocer a Beatriz y a Mabel, y logramos poner en marcha un gran proyecto.

Por el camino también organizamos un concierto magnifico en el Auditorio Nacional con Juan Martin y, seguidamente, pasé a ayudar a Mabel y a María en el área de Amigos y de Voluntariado para alcanzar ese hito tan importante en nuestro plan estratégico de “conseguir ser una organización más comprometida, eficaz y cohesionada”.

La siguiente etapa me llevó a Estrategia donde poder trabajar de la mano de Mariano, José Luis y Lucila ha sido todo un lujo para mí. Mi agradecimiento muy especial a Lucila, que en todo momento me supo cuidar y guiar en este camino, y naturalmente a Jesús Abadia con quien tanto he aprendido y disfrutado últimamente.

Trabajar como voluntario aquí me ha permitido lanzar iniciativas, dirigir proyectos, resolver cosas y, sobre todo, participar en un equipo con personas que siento van a ser amigas toda mi vida. Veremos cómo, con el esfuerzo de todos, conseguimos hacernos mejores y crear así ese mundo que soñamos.

Todos hemos vivido unos meses difíciles y ahora nos toca salir de viaje. Nuevas etapas en nuestras vidas. En mi próximo viaje espero llevar una carpeta llena de proyectos para Esf, y así tener el placer de seguir trabajando con vosotros, creando nuevas aventuras que podamos compartir.

Antes de irme, quiero deciros que el mundo necesita, ahora más que nunca, toda esa luz que lleváis dentro. Que la llama que inició José María tiene que seguir alumbrándonos a nosotros y a las personas que ayudamos. Que sigamos avanzando más y mejor, porque el futuro… ¡nos pertenece!

Me despido de vosotros con una frase de Jean Giono que me encanta:

“Nunca es tan hermoso el sol como el día en que uno se pone en camino”.