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Los socios locales, un actor imprescindible en la misión de Esf

Por Mariano Molina

Para Esf, trabajar con comunidades vulnerables es trabajar apoyada fuertemente en un socio local. Nuestra ONG no tiene presencia permanente en las poblaciones beneficiarias y esta es una condición inevitable de las características de la organización: protagonismo total de los voluntarios, tamaño reducido y fuerte especialización de su misión. El socio local es entonces un eslabón fundamental en la cadena que une a Esf con aquellos a quienes ayuda.

La fórmula del socio local ha sido una constante en la vida de la ONG. Socios locales que pueden estar ligados directamente a los proyectos porque son ellos quienes lo solicitan o socios locales que pueden ser “reclutados” por Esf durante la armadura de los proyectos. En el primer caso son mayoría las órdenes religiosas en aquellas iniciativas que pretenden mejorar condiciones de centros sanitarios o centros educativos. Los socios locales “reclutados” por nuestra organización son, también en la mayoría de los casos, otras ONG que operan en los países y zonas donde interviene Esf.

Por tanto, es fácil darse cuenta de que una buena elección del socio local es determinante en la buena marcha de los proyectos. Tanto en su diseño e implementación como para asegurar su sostenibilidad o poder calibrar su impacto. El socio local conoce las poblaciones beneficiarias y es quien mejor puede trasladar sus necesidades y facilitar el ajuste entre estas y los recursos que se puedan destinar desde Esf. Por otra parte, puede ser también un elemento que haga más dinámica la ejecución de los proyectos al facilitar las relaciones con los suministradores, las autoridades locales o el concurso de las personas de las comunidades, especialmente si, como en muchos casos, estas están comprometidas o colaboran con su trabajo.

Esf lleva mucho tiempo trabajando con socios locales y cuenta con mucha experiencia en este sentido. El análisis reciente de algunos países y zonas en donde se ha operado, y que son susceptibles de convertirse en áreas donde realizar programas según el Plan Estratégico actual, ha permitido aclarar y categorizar las relaciones con muchos de ellos y construir un buen listado de las ventajas e inconvenientes de su colaboración. En gran medida, la elección de los países, Perú, Camerún y Nicaragua, en donde se está estudiando la elaboración de programas responde en primer lugar a que se considera que se dispone de socios locales o contrapartes sólidas, responsables y de gran confianza para Esf. Algunas de larga trayectoria de trabajo conjunto, otras, como en Camerún, con colaboraciones históricas puntuales pero que recientemente se han mostrado con gran músculo. Esta fórmula es inevitable. Esf deberá seguir apoyando a aquellos socios locales con los que la cooperación es productiva. Pero también deberá continuar buscando para encontrar nuevas instituciones que resulten contrapartes eficaces en el desempeño de nuestra misión.