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Mi participación en Esf

                                                                              Por Enrique Azorín

Mis escasos conocimientos energéticos se los debo al desarrollo de gran parte de mi vida laboral en Unión Fenosa, donde estuve más de 20 años trabajando en el área de tecnología de la información. Durante este tiempo tuve la fortuna de conocer a gente maravillosa, algunos forman parte de mis amigos, con muchos otros mantengo contacto y algún otro lamentablemente nos dejó, no sin antes dejar una huella indeleble. Dos de estos ex-fenosos fueron los inductores de mi pertenencia a Esf. Hablo en primer lugar de José María Arraiza y también de Ramón Barro, compañeros entrañables de muchos años de actividad laboral compartida.

Unión Fenosa fue adquirida por Gas Natural, lo que produjo mi salida entre las de otros directivos. Una empresa de tecnología española buscaba en 2010 una persona para trasladar su negocio a Lima y me ofreció la oportunidad de seguir desarrollando mis capacidades en Perú. Llevaba ya instalado un par de años, cuando Ramón Barro, que entonces era responsable de Comunicaciones de Esf, me dice que José María Arraiza quiere hablar conmigo. Recuerdo esta conversación de finales de 2012 como algo realmente extraordinario y entrañable. José María me contó el proyecto con esa ilusión y ese cariño que le caracterizaba, que solo uno de los fundadores y principal impulsor del proyecto es capaz de transmitir y terminó diciéndome: “Te propongo que me ayudes a abrir una Delegación de Esf en Perú”.

 

No le dije inmediatamente que sí, y confieso que me costó decidirme, no por el coste de abrir una Delegación, que ya había abierto varias compañías y conocía los entresijos burocráticos, sino por el compromiso que estaba adquiriendo en un momento de máxima actividad laboral. Finalmente me hice la siguiente reflexión:¿Por qué no ? Tengo unas capacidades y unos conocimientos que, una vez retirado,  “puedo poner al servicio de los más vulnerables” a través de Esf. Esa sería mi manera de devolver la fortuna que he tenido de haber nacido en un país y entorno desarrollado.

Y así en el 2013 ingresé a Energía sin fronteras, con muy pocos conocimientos de la Cooperación, pero con la promesa hecha a José María de sacar adelante la primera Delegación Internacional.

Mis principales funciones en estos años han sido las de Representación, Relaciones Institucionales, apoyo a los proyectos y a los voluntarios españoles que vienen a iniciar, visitar o finalizar los proyectos.

Gracias a esto último he tenido la oportunidad de participar y conocer, acompañando a nuestros voluntarios, la emisora de Sepahua, los Pozos la Matanza, los proyectos de letrinas y cocinas en Piura, electrificaciones domiciliarias o de postas médicas, asistencias técnicas, etc…

Todos estos proyectos se han diseñado y financiado en España, con excepción hecha de dos que se financiaron en Repsol Perú y que se desarrollaron principalmente desde la Delegación:

-Estudio de Necesidades del Bajo Urubamba

-Mi Cocina Bonita

En ambos he tenido la oportunidad de participar en su diseño y desarrollo hasta la implantación (aunque esté todavía pendiente la sostenibilidad de este último).

Estos proyectos no hubieran podido llevarse a cabo sin la existencia de la Delegación.

A nivel Institucional y de representación, debemos estar todos orgullosos de lo conseguido. En Perú estamos inscritos en Registros Públicos, en la Agencia Tributaria (SUNAT), hemos sido exonerados del impuesto a la Renta, estamos inscritos en la Embajada de España, en la AECID