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Mi testimonio como Amigo y Voluntario de Esf

Me piden mi testimonio sobre mi experiencia en Energía sin fronteras y me satisface poder aportarlo, con la misma ilusión que me llevó a integrarme en su equipo de colaboradores, hace ya más de una década.

Llegué a Esf en 2010 recién jubilado y con una experiencia en puestos de responsabilidad desde que tenía 28 años. En mi vida profesional conocí a muchas personas, dejé buenos contactos y no hice distinción de género a la hora de incentivar o crear equipos. Siempre trabajé muy bien con mujeres y ésa ha sido una de las experiencias más positivas también en Esf.

Fui captado por la empatía de mi amigo José María Arraiza, vecino desde 1978, que me habló de los fines de la organización, llevando agua y energía a zonas aisladas del mundo y de la necesidad de potenciar el Área de Amigos (los que mediante su aportación económica ayudan a la financiación de proyectos). Me gustó mucho la idea y pensé que ahí podía echar una mano dado que, si de algo presumo,  es de agenda y de mantener un grupo de amigos desde los tiempos de la Universidad, con los que mantengo contactos regulares y una amistad muy estrecha. Ni que decir tiene que tres meses después casi todos se habían hecho Amigos de Esf.

En el área de Amigos encontré dos personas estupendas a las que resulta muy fácil querer, Lucía García y María Olea, con las que he formado equipo durante estos once años y con las que resulta muy sencillo trabajar, siempre dispuestas para afrontar las distintas tareas y a las que considero grandes amigas. Son personas totalmente involucradas en Esf con una dedicación asombrosa.

Con ellas y con Luis Ruiz (en retirada, pero respondiendo cuando lo requerimos) hemos logrado año tras año consolidar la base de Amigos de Esf y aumentar o mantener las recaudaciones.

En el desarrollo y quehacer de Amigos no puedo dejar de mencionar a otras dos mujeres maravillosas que pasaron por las oficinas de Blasco de Garay (el alma de la organización donde dejaron huella), siempre dispuestas a echarnos una mano y con la sonrisa permanente, Diana Cuéllar y Luci Bergareche. Siempre os llevaré en mi recuerdo.

Para tener una mayor información y presencia desde nuestro pequeño reino de taifas, planteamos y fue aceptada nuestra incorporación a la Junta Directiva, en la que estuve hasta el año pasado representando a los Amigos y donde me sustituyó María Olea con lo que la Junta Directiva dio un salto cualitativo importante.

Desde nuestra área hemos organizado las Asambleas Anuales de Voluntarios y Amigos, hemos colaborado en la organización de eventos (conciertos, teatro, etc.), hemos institucionalizado la venta de lotería de Navidad (mi agradecimiento a familiares y amigos por la cantidad de décimos que compran) y hemos sacado nuestro instinto de anfitriones organizando la Copa de Navidad. Además hemos ayudado en tareas de administración y comunicación, hasta que ambas áreas se han ido profesionalizando.

Y voy acabando, diciendo que me siento orgulloso de pertenecer como Amigo y Voluntario a Energía sin fronteras, a la que auguro un fabuloso futuro porque cuenta con mucha gente valiosa, desinteresada y altruista. Y también conmigo, mientras el cuerpo aguante.