Por Jesús Abadía
Quizá el hito más importante del año 2021 fue haber culminado con éxito el Plan Estratégico del 2018-2021. Un Plan basado en tres objetivos estratégicos: alineamiento con los ODS -puestos en marcha en 2016-, incremento de los ingresos dedicados a proyectos y mejora de eficiencia y organización. Pues bien, finalizado el Plan, los logros son claramente apreciables. El enfoque de los ODS está totalmente internalizado en el día a día de Esf y forma parte de los procesos de selección, presentación y ejecución de proyectos, así como en los relatos y comunicaciones. Los ingresos en 2021 triplicaron los de 2018, cuando el objetivo que recogía el Plan era doblarlos y, finalmente, se ha mejorado la eficiencia con cambios organizativos, renovaciones, claros avances en comunicación y en transversalizar aspectos como el género, los derechos humanos o el clima.
Pero la mirada hacia el mundo exterior no nos devuelve una imagen de avances, al contrario, observamos un aumento grave en los niveles de pobreza y precariedad, agravados por la crisis sanitaria que ha golpeado con más fuerza a las poblaciones especialmente frágiles y vulnerables, allá donde se asientan nuestras comunidades y proyectos en Latinoamérica y África subsahariana. Y por supuesto también en España, donde la escalada del precio de la electricidad ha empujado a que el 11% de los hogares ahora se encuentren en situación de pobreza energética. Este panorama de desigualdad creciente que denuncian estos días algunas organizaciones, justifica y fortalece aún más nuestros compromisos con los más vulnerables a través del acceso a al energía
El año que comienza nos plantea retos de gran calado, y en algunos de los cuales conviene detenerse. Por una parte, estamos con la ejecución de 10 proyectos de acceso al agua y energía para los que ya hemos conseguido financiación, algunos tan relevantes como Corylus de sistemas domiciliarios de electricidad en Honduras o la instalación de paneles fotovoltaicos en un hospital de Dangbo (Benin). Y en fase de estudio y de búsqueda de financiación tenemos otros 31 proyectos, que haremos avanzar a lo largo del año.
Otra tarea importante para este año, ahora que el Gobierno quiere potenciar la cooperación descentralizada a través de la nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, es consolidar las recién creadas sedes territoriales de Canarias y Andalucía, que contribuirán a ampliar la base social de Esf y a facilitar el acceso a financiación autonómica, provincial, municipal y privada.
Después de haber incorporado los aspectos de género al diseño, planificación y ejecución de los proyectos y actuaciones, nuestro objetivo para este año es elaborar el Plan de Igualdad, que garantice la igualdad de trato y oportunidades de mujeres y hombres e integre la perspectiva de género en la cultura de Esf.
Pero tal vez la tarea más importante por su impacto sobre el futuro de Esf es la finalización y puesta en marcha del Plan Estratégico 2022-2026, elaborado tras un intenso debate participativo. Un Plan que, partiendo de nuestra posición y valores actuales, identifica unas líneas estratégicas basadas en programas, alianzas y recursos para hacer frente a los desafíos futuros en el entorno cambiante del sector de la cooperación y que fortalece nuestra posición para facilitar el acceso a la energía de las poblaciones más vulnerables.
Tareas que con la ilusión, compromiso y generosidad de todos los voluntarios sacaremos adelante en este 2022.