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Pobreza energética, otra dimensión de la pobreza

FUNDACION NATURGY. I CONVOCATORIA DEL PREMIO A LA MEJOR INICIATIVA SOCIAL EN EL AMBITO ENERGETICO. JURADO

El 20 de octubre, celebramos nuestro martes telemático número 15 con Ester Sevilla, una invitada destacada, por su formación, su experiencia y su ya antigua relación con Energía sin fronteras. Ester nos habló sobre una vertiente más de la pobreza, como es la pobreza energética que afecta a un número creciente de personas en situación de vulnerabilidad.

Ester Sevilla es ingeniera del ICAI, licenciada en Teología por la Universidad de Comillas y MBA en programas de gestión estratégica y liderazgo social por el IESE. Toda su carrera profesional se ha desarrollado en el sector energético y ahí sigue, ahora con responsabilidades directivas en Fundación Naturgy, donde ha puesto en marcha el Plan de Vulnerabilidad energética de Naturgy.

El concepto de pobreza energética varía según países y ello condiciona que no haya una política común para afrontarla. Los datos son abrumadores: 815 millones de personas en el mundo (10,5%) no tienen acceso a la electricidad y 2700 millones (38%) no tienen acceso a condiciones adecuadas para cocinar. La mayor parte de estas personas se sitúan en zonas rurales de Asia y África subsahariana, es decir, que la distribución de la pobreza energética coincide con la distribución geográfica de la pobreza severa en el mundo.

Sin embargo, la pobreza energética se da también entre muchos colectivos en países desarrollados, incluido el nuestro.  Por pobreza energética se entiende la situación de un hogar que no puede satisfacer sus necesidades básicas de suministro de energía como consecuencia de unos bajos ingresos y, seguramente, de un gasto agravado por las condiciones de una vivienda ineficiente, según la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. En España, además, bajó la renta media per cápita casi al tiempo que subía el precio de la energía.

En 2015, la UE diseñó un Marco Estratégico para la Unión Energética, según el cual, “los Estados miembros deben proponer un mecanismo para proteger a los consumidores vulnerables… mediante sistemas tales como una tarifa de solidaridad o un descuento en la factura energética.” Aquí se enmarca nuestro bono social, un descuento en la factura de la luz que pueden obtener muchos colectivos de los considerados vulnerables. Si la pobreza energética es sólo una manifestación más de la pobreza en general, necesita la misma cobertura social y en ese frente todas las ayudas, privadas y públicas, son imprescindibles.

Desde 2014, Naturgy trabaja para combatir esta penosa realidad y en 2017 lanzó su Plan de Vulnerabilidad energética, con una importante inversión para financiar distintas iniciativas de carácter operativo y social. Debate, análisis, soporte mediático, acciones de sensibilización a nivel nacional e internacional… Se trata de fomentar hábitos de consumo eficientes y ofrecer asesoramiento y soluciones asequibles para lograr ahorro y confort energético en el hogar.

Naturgy y Energía sin fronteras convergen en una meta común: ayudar a paliar la pobreza energética de quienes la sufren, en las áreas geográficas a nuestro alcance.