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Primer viaje a Mauritania

                                                                                                  Por Santiago Escamilla

Queridos amigos, ha pasado el verano y no he podido contaros sobre nuestro primer viaje a Mauritania. Afortunadamente, nuestros compañeros de comunicación son gente organizada y han tenido a bien darme un pequeño espacio para compartir con vosotros mi experiencia. Me gustaría empezar diciendo que he tenido la suerte de recorrer un buen pedazo de esta tierra que compartimos, viendo riquezas y pobrezas, y aún más suerte por poder hacerlo con los ojos del viajero. Viajar sin juzgar a las personas por cómo viven, entendiendo que cada persona vive lo mejor que puede en la medida del mundo en que ha nacido y el mundo que ha conseguido crear.

Toda esa experiencia solo me preparó en parte para el impacto de llegar a Mauritania. Una vez aterrizado y, después de ver la enorme planicie que conforma buena parte del país, me quedé impresionado por la capital, Nouakchott. La sensación de pobreza es abrumadora, difícil de explicar con palabras. Hablamos de un país relativamente pequeño en términos de población (unos cuatro millones de habitantes), de una extensión muy grande (el doble que España) en su mayor parte desértica y con estructuras de gobierno muy débiles que no han permitido aún la explotación de sus riquezas naturales (pesca, gas natural, fosfatos y oro, entre otras).

Una vez recibidas las primeras sensaciones, llegamos a la embajada donde nos reciben de forma magnifica. Es bonito sentirte en un rincón de España cuando estás tan lejos. Nuestra embajadora allí nos recuerda la enorme importancia estratégica que Mauritania tiene para España. Además de ser frontera marítima con las Islas Canarias, es el punto de partida fundamental de los cayucos que llegan después a nuestras playas. Es fundamental que la influencia de España permita fortalecer las estructuras de gobierno allí y logremos entre todos frenar el enorme daño que crea la inmigración ilegal. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, el tránsito de inmigrantes de Mauritania a Fuerteventura supone la mayor parte de las víctimas mortales registradas en todas las rutas migratorias utilizadas para acceder por mar a España. Una de cada 16 personas de las que suben en esos cayucos no consigue sobrevivir al viaje. Por no hablar de los miles que quedan atrapados atravesando el desierto o en las redes de mafias ilegales.

Seguidamente, nos recibieron en la Delegación de la UE para Mauritania, donde pudimos comprobar el esfuerzo en medios y personas que se realiza para fortalecer a un país de enorme importancia para todo el Sahel. Hablando con oficiales de UNICEF en el país nos trasmiten que, además de la pobreza que existe en la capital, el interior del país tiene gran número de personas viviendo en campamentos de refugiados huyendo de la guerra que asola Mali. Afortunadamente, comprobamos que el país es seguro, que existe voluntad de progresar por parte de todos y mucho trabajo por hacer.

El proyecto de Energía sin fronteras en Mauritania es un paso natural para nuestra delegación en las Islas Canarias. Tenemos vuelos frecuentes desde Las Palmas de Gran Canaria, y un socio confiable en la Federación de Fútbol de Mauritania. El director técnico de la Federación es una maravillosa persona de Valencia (Luis Fuertes) que no solo ha logrado situar a Mauritania en la primera línea del fútbol africano, sino que también ha creado un proyecto de escuelas para niños en situación vulnerable basado en los valores de las prácticas deportivas: Paz, Coexistencia y Tolerancia.

Con el apoyo del equipo de la Federación, Luis Fuertes ha conseguido ya crear 2 escuelas y un Centro para jóvenes que permite escolarizar a casi 1.500 niños y niñas.  Su proyecto es seguir expandiendo estas escuelas apoyándose en los estadios de futbol que la federación está construyendo en todo el país.

Nuestra visita a las escuelas ya en marcha fue muy emocionante. Para los niños, su escuela es la única vía de escape, de lograr algo en su vida más allá de vivir en la calle, y se siente que la escuela es de enorme importancia para ellos. Eso sí, ahora tenemos el reto de mejorar las instalaciones de luz y sanitarias que hay en los centros que no funcionan, o lo hacen de forma muy deficiente. Todo un reto en un país donde, además de construir, es importante crear una cultura de cuidado de las instalaciones.

El viaje se completó con una visita a las instalaciones de la Federación de Fútbol. Llena de paz encontrar un lugar bien organizado, donde la gente trabaja feliz y con una claridad que se percibe en todas partes. Creo que tenemos un gran socio en la Federación. Nos recibió el Secretario de la Federación, muy ilusionado con nuestra llegada al país. Y allí, en un campo de fútbol, experimenté ese éxtasis que alcanza a veces al viajero, sentir que no quieres volver a tu casa. El país y, sobre todo, las personas de allí tienen tanta magia que uno siente ganas de hacer cosas y contribuir porque, pese a la distancia y a las incomodidades del viaje, te sientes realmente integrado en ese mundo. Así de rápido me sentí absorbido por las personas y por el proyecto. Lo que pasa es que este es un viaje de Energía sin fronteras y era momento de volver, organizar las ideas y preparar nuestro regreso con refuerzos.

Crear escuelas, y hacerlo con calidad, en Mauritania es un reto mayúsculo. Hemos asumido esta tarea porque creemos que podemos contribuir a una mejora significativa en la vida de muchas personas, porque creemos que somos necesarios y, sobre todo, porque con la debida prudencia y constancia creemos que Energía sin fronteras puede dejar una huella maravillosa en ese país.

Nuestro siguiente paso es conseguir nuevos voluntarios que quieran tomar la responsabilidad de este proyecto y, como se inicia desde la delegación de Canarias, al tiempo que buscamos voluntarios, damos a conocer nuestra actividad, y todo este impulso está creando la necesaria energía en el equipo para seguir creciendo y avanzando en nuestra misión compartida: suministrar energía, agua y saneamiento a personas que lo necesitan y no pueden lograrlo por sus medios

Y ésta es la historia que estamos empezando a escribir en Mauritania, un país donde somos necesarios, donde tenemos al alcance de la mano un proyecto maravilloso y donde, sin duda, podemos hacer algo relevante para el propósito que tenemos todos aquí: Crear un mundo mejor.

No quiero dejar pasar la oportunidad de nombrar a todos los miembros de Esf que me han ayudado en la organización del viaje (Estela, Jesús, Antonio, Daniel…) ha salido todo bien y espero que estemos solo en el inicio. Fuerte abrazo a todos desde Tenerife.