EN
ES

Una cara nueva en la gran familia Esf

Hola, me llamo Pablo Felipe Amigo, tengo 57 años y desde hace un par de meses soy voluntario en Energía sin fronteras. Soy Ingeniero de Telecomunicación y llevo dos años prejubilado. He desarrollado mi vida profesional en empresas de telecomunicación como Motorola, Nortel, Alcatel-Lucent o Nokia, trabajando principalmente en la dirección de proyectos de redes de telecomunicaciones en múltiples áreas y tecnologías.

Conocí a Energía sin fronteras por mi amiga Mabel. Como ingeniero me gustó el enfoque y los proyectos. Comencé la colaboración como amigo, pero fui sintiendo la necesidad de aportar parte de mi tiempo y esfuerzo como voluntario a una causa importante. Me pareció una organización perfecta donde poner mis habilidades y conocimientos al servicio de sus proyectos. Casi sin darme cuenta, me encontré involucrado en un proyecto para dotar de energía eléctrica fotovoltaica a la Institución Educativa Agroecológica La Playa, una escuela en una zona remota de la costa colombiana del Pacifico que forma a niños y niñas afrodescendientes, muchos de familias vulnerables. El actual deficiente suministro eléctrico limita el desarrollo de la educación, y dificulta todo el funcionamiento de la escuela debido a la dependencia de bombas eléctricas para el suministro de agua.

En Energía sin fronteras, aunque tiene una organización que podría asemejar a una empresa privada, he encontrado cosas nuevas, unos objetivos de los proyectos (alineados con los ODS) muy diferentes a los empresariales, un equipo de trabajo muy heterogéneo y motivado y, sobre todo, unos beneficiarios de los proyectos completamente diferentes a lo que estaba acostumbrado.

A pesar del poco tiempo que llevo (solo conozco a unos cuantos voluntarios y colaboradores), he encontrado un gran equipo de personas entusiastas y comprometidas de diferentes orígenes y culturas con las que me identifico y comparto intereses y objetivos. A pesar de la gran proporción de ingenieros con nuestras rarezas, estoy convencido de que será una experiencia muy enriquecedora para mí.

Espero que mi aportación a los proyectos de Energía sin fronteras sea de valor y así contribuir un poco a llevar energía, agua potable y saneamiento a comunidades menos favorecidas. Además, estoy convencido de que el trabajo de voluntario será para mí una experiencia gratificante y enriquecedora tanto a nivel personal como profesional.