En un momento de incertidumbre como el que atravesamos, la energía juega un papel fundamental en la reactivación económica y social de las regiones en todo el mundo. El acceso a los recursos energéticos no sólo ayuda a mejorar el nivel de vida de los que carecen de ellos, sino que constituye un eje vertebrador de activación y desarrollo para el resto de los servicios esenciales en una comunidad, como la sanidad, el comercio, el transporte o la escolarización. Los sistemas en red, como es el caso del eléctrico, son los únicos capaces de alcanzar a todos los niveles de la población, derivando en una mayor inversión específica para las zonas rurales más deprimidas, frente a otras alternativas de inversión industrial que suelen estar más concentradas.
Viesgo, en línea con su firme compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se esfuerza en estructurar un modelo de negocio sostenible y comprometido con el entorno, encabezando el camino del desarrollo hacia las energías renovables, la sostenibilidad, la modernización de las infraestructuras y la lucha contra el cambio climático, en línea con el propósito de la compañía “Energía para el mundo que queremos”.
Viesgo trabaja desde hace años para poder llevar estos beneficios intrínsecos de la energía a lugares en los que la simple luz de una farola supone una mejora sustancial en la vida de muchas personas. La compañía Viesgo es consciente de que el apoyo al desarrollo de las zonas más castigadas en cualquier parte del mundo debe ser una responsabilidad ineludible en el desempeño de cualquier gran organización, en el marco de la Agenda 2030. Y por ello, estamos orgullosos de colaborar con Energía sin fronteras desde su fundación, pues desarrollan proyectos ejemplares, facilitando el derecho de los ciudadanos a disponer de energía, agua y saneamiento de forma segura y sostenible.
Durante este año, en especial con motivo de la pandemia, Viesgo ha prestado especial atención al impulso de proyectos que realmente ayuden a cambiar la vida de las personas, tanto en España como en otros lugares del mundo. Es el caso del proyecto Lokotomé, una pequeña localidad africana al sur de Benín en la que más del 80% de la población no disponía de acceso a ningún servicio eléctrico, dificultando extremadamente su principal actividad económica, que es el tratamiento y obtención del aceite de palma.
En Viesgo no podemos más que estar agradecidos a Energía sin fronteras por la oportunidad de colaborar en un proyecto por el que se ha dotado a la región de una instalación fotovoltaica independiente, capaz de alimentar una red de farolas distribuidas por diferentes puntos clave del pueblo, y que será ejemplo de otros muchos más en la región. Estas farolas de última generación tienen un sistema de funcionamiento automático de mantenimiento muy sencillo, algo básico para que la inversión valga la pena y beneficie al poblado también a medio y largo plazo. Con la puesta en marcha de este proyecto, se prevé que la productividad en relación con la extracción del aceite de palma aumente un 30%, y también mejorará la producción a otros niveles como el rendimiento escolar y la seguridad en las calles.
Con proyectos como éste, Viesgo tiene el objetivo último de transformar la economía a través de la electrificación de una sociedad que fomente el desarrollo y cree vínculos sociales, medioambientales y culturales.
Son muchos y muy rápidos los cambios que estamos atravesando en todo el mundo, si bien el sector energético sigue y seguirá siendo uno de los principales elementos tractores de dicha transformación. Por eso, la labor desempeñada por organizaciones como Energía sin fronteras resulta imprescindible para ayudar a seguir haciendo de este mundo un sitio mucho mejor.